El corazón de las tinieblas


Joseph Conrad
Fotografía: George C. Beresford / Getty Images

Al leerme un libro, normalmente me intereso por su adaptación cinematográfica, y no al revés. En este caso, tras ver Apocalypse Now, la gran obra de Francis Ford Coppola, tenía pendiente el relato que inspiró la historia de un capitán, cuya misión en la película es encontrar y matar a un oficial renegado en Camboya.

Hago referencia a un relato porque El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, tiene una extensión bastante corta, teniendo en cuenta que la versión Redux de la película dura más de tres horas. 

Joseph Conrad escribió esta novela basada en su experiencia en el Congo. Este clásico habla de la lucha del hombre contra los elementos naturales, si bien ha servido y sirve para criticar la amarga historia de un pueblo sometido a los excesos y privilegios de la colonización.
El corazón de las tinieblas, publicado en 1902, trasciende la circunstancia histórica y social para convertirse en una exploración de las raíces de lo humano, esas catacumbas del ser donde anida una vocación de irracionalidad destructiva que el progreso y la civilización consiguen atenuar pero nunca erradicar del todo.

Leyendo la sinopsis de la obra, uno ya se da cuenta de que ésta tiene poco que ver con la adaptación cinematográfica, exceptuando lo básico. Lo que se extrae queda vinculado a la plasmación del horror, la maldad del ser humano cuando hay intereses económicos de por medio y el sufrimiento de los débiles cuando han nacido en el territorio equivocado. Asimismo, se exprime lo contrapuesto, dando vida a lo primigenio.

Me interesa mucho la novela por sus descripciones. Es muy difícil trasladar al papel un sentimiento cuya verbalización es tan compleja. El autor plasma la atrocidad mediante descripciones poco convencionales, desde dentro, y consigue trasladarte al lugar como si fueras tú quien viaja en el barco entre la inmensidad de la selva. 

Poco más puedo decir sobre la obra literaria. No es un relato que pueda leerse solo una vez. Te deja un tanto desorientado, queriéndote alejar de la mísera realidad en relación con lo primitivo que, aun siendo corregido, sigue palpitando en lo más oscuro del espíritu. 

Roser Ribas, 2019.


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