Las voces de Carol


Clara Peñalver
Fotografía: megustaleer

Hoy os recomiendo Las voces de Carol, de Clara Peñalver. Para quien no haya leído nada sobre la autora, debo deciros que es de aquellas que tienen el don de cogerte por el pescuezo y no soltarte hasta que logras llegar a la última página. Lo que más destaco de la escritora es su entrañable manera de diseñar a sus personajes, tan atrayentes como reales. 

Dejando a un lado las divertidas historias de la detective Ada Levy, la autora se ha superado a sí misma, apostando por el equilibrio entre trama y arco de transformación del personaje principal. Su protagonista, que en esta ocasión es una inspectora de la policía, es tan atractiva como la historia que forma parte de la narrativa global de la obra.

Carol es un tanto caótica, solitaria, introvertida, sensible e independiente. Nunca pide ayuda, pero le urge. Bajo esa valiente, fría y dura apariencia, hay una persona que ha sufrido mucho tanto en el pasado reciente como en el lejano. Y que sigue sufriendo, autoflagelándose, día a día, por todo cuanto pudo ser y no ha sido, por alejarse de todos aquellos que podrían echarle una mano cuando la necesita. La voz interior de Carol es la que le impide contemplar la existencia con ligereza, sin culpa que valga, con objetividad y positivismo. Ella es su propia enemiga, se mueve a rastras por la vida, sin disfrutar del presente, como si respirar, al fin y al cabo, fuera algo que tiene que hacer por obligación.Y adivinad cuál es su principal vía de escape. Sí, es su obsesión por el trabajo bien hecho, por esclarecer una incógnita que la llevará al ser terrible que debe pagar por lo que hizo. Porque debe ser ella quien lo consiga. Y nadie más.

Hablemos ahora del detonante que la empuja a resolver sus conflictos internos. Será Abril, una escritora conocida y no menos peculiar que muere en su casa malagueña en muy extrañas circunstancias, en un entorno que parece pero que no es, por un supuesto suicidio que puede ser un homicidio. Es el asistente personal quien encuentra a Abril sin vida, tumbada en la cama y sin ningún rastro aparente de violencia, pero hay algo que no cuadra. Alguien ha movido a la fallecida tras su muerte, no hay carta de despedida ni signo alguno de que haya querido pasar a otra vida de forma intencionada. 
Abril está demasiado delgada, como si no hubiera comido nada en las últimas semanas. Carol tendrá que esclarecer si es o no fruto de su mero abandono. Y no es fácil, porque Abril era especial, una escuchadora de voces, alguien que pese a su condición, tenía un talento innato y había salido siempre hacia delante. Quizá hasta que no pudo. A lo mejor Carol no pueda con tanto.

Roser Ribas, 2018.

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