Cumbres borrascosas


Emily Brontë
Fotografía: Getty Images

Hoy os adentro de nuevo en un clásico maravilloso, tan sórdido como el anterior. Diría que más. Se trata de Cumbres borrascosas, escrito por Emily Brontë en el siglo XIX.

Cumbres borrascosas, la épica historia de Catherine y Heathcliff, situada en los sombríos y desolados páramos de Yorkshire, constituye una asombrosa visión metafísica del destino, la obsesión, la pasión y la venganza. Con ella, Emily Brontë, que se vio obligada a ocultar su género publicando sus obras bajo seudónimo, rompió por completo con los cánones del decoro que la Inglaterra victoriana exigía en toda novela, tanto en el tema escogido como en la descripción de los personajes.

Heathcliff es adoptado en esas Cumbres borrascosas, una casa situada en un lugar alejado, entre los desolados páramos, donde residen Cathy y Hindley. Ambos deberán tratarlo como si fuera su hermano. Todo parece ser próspero para un huérfano rescatado gracias a un cristiano devoto, pero el color de su piel será el detonante de su amarga existencia. Al entrar en esa casa, aceptará una cruel condena alimentada por el amor y la venganza. Muchas veces son las que hemos escuchado que del amor al odio nos separa tan solo un paso. A este paso que damos de forma impulsiva le precede una intensa desdicha que no ha sido precisamente merecida, y creo que esta es la razón por la cual Heathcliff es a su vez protagonista y antagonista. Heathcliff acaba siendo un producto y desecho del abandono, la discriminación, la hipocresía y la decadencia que habitan en un lugar desprovisto de conexión humana. 

A pesar de su prematura dureza, a Heathcliff todavía le quedan fuerzas para ansiar el amor altruista de una doncella y su corazón apuesta de forma natural por ella. Cathy llena de luz su oscura existencia, detona los sentimientos de bonanza que permanecían ocultos bajo una gruesa capa y permite que se levante a diario con una sonrisa llena de esperanza. No obstante, Cathy también será la razón por la cual su existencia sea engullida por la oscuridad, por una masa turbia de envidia, odio y maldad. 

La escritora consigue encarcelarnos en un ambiente claustrofóbico en el que tenemos que ser pacientes y condescendientes con la desgracia ajena, el sinsentido de una época ya distanciada para nosotros y la inestabilidad de un ser humano que ha sido víctima de la traición y el constante abandono. 

La inseguridad y la estupidez se adueña de mí cuando trato de recomendar los grandes clásicos de la literatura. Siendo sincera, me siento presa de la insignificancia, por lo que me obligo a ser más profusa y efectiva en mis recomendaciones literarias. En esta ocasión, me sirvo de una adaptación cinematográfica reciente que creo que deberíais ver si os gusta la historia de Emily Brontë. Se trata de una adaptación dirigida por Andrea Arnold, escrita por Olivia Hetreed y galardonada en el Festival de Venecia por su bella y delicada fotografía. 


Creo que es una adaptación digna de mención. La narrativa de la que se sirve es muy contemplativa, encierra a sus personajes en un 4:3, la cámara no permanece fija y los diálogos no cobran gran importancia, permitiendo que la historia se entienda mediante la observación y la mera empatía, la gran interpretación de los actores y el diseño de un entorno físico y sonoro que redondea una obra brillante. 

Roser Ribas, 2019.

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