Serotonina


Michel Houllebecq
Fotografía: Bienvenida Narrativa

Hoy me apetece recomendaros la obra recién publicada por Michel Houllebecq. Esta pieza, ya criticada por el movimiento feminista, se llama Serotonina

Me gusta sin duda una pequeña parte de su final, y como con ello no hago un resumen destripando la trama o la conclusión de una aproximación a la autoficción, decido exponerlo para adentraros en esta obra que considero imprescindible si la sociología o la psicología os llaman la atención:

Es un comprimido pequeño, blanco, ovalado, divisible.

No crea ni transforma; interpreta. Lo que era definitivo lo convierte en pasajero; lo que era inevitable lo vuelve contingente. Proporciona una nueva interpretación de la vida: menos rica, más artificial, e impregnada de cierta rigidez. No procura ninguna forma de felicidad, ni siquiera un verdadero alivio, su acción es de otra índole: transformando la vida en una sucesión de formalidades, permite engañar. Por lo tanto, ayuda a los hombres a vivir, o al menos a no morir..., durante un tiempo.   

Lo que algunos consideran una falta de respeto, yo lo interpreto como una dosis de realidad vinculada al imperio de lo efímero, a la era del egocentrismo, a un Camus con su extranjero. La vida, al fin y al cabo, se nos presenta demasiado fácil y debemos optar por la aniquilación para lograr esa coherencia que aporta sentido a nuestra existencia. Se trata de la sociedad posmoderna. 
Alguien que debe recorrer tres mil metros cada día para conseguir un vaso de agua, no tiene tiempo para detenerse y cuestionar lo que tiene enfrente. Camina por tanto, hacia un objetivo inmediato, lejos de cualquier nimiedad del futuro lejano o del pasado. Anda feliz hacia ese lugar que sabe que encontrará, y duerme plácidamente enorgulleciéndose de haber previsto una certidumbre inamovible. 

Lo que acabo de exponer no está en la obra de Houllebecq, lo intuyo yo entre sus líneas, que son peligrosamente obsesivas. Las relaciones amorosas del pasado le preocupan y ocupan su vida. Se detiene en un pasado permanente, y no avanza, se ofusca a través de una culpabilidad que impregna de oscuridad cualquier paso que da. Sin duda, estamos ante un hombre que muere en vida, que lo tiene todo y cuanto quiere a su alcance, y que lo aparta sin más, con el único deseo de fallecer revolcándose en las tinieblas del desasosiego. 

No quería pero debo hacer referencia a las críticas negativas. Parece que algunos y algunas permanecen en la superficialidad, incluso se molestan porque el escritor hace un uso excesivo de su hombría. Amigas y amigos, no se trata de eso, sino de lo contrario, de lo débil que puede ser un hombre frente a la oscura inutilidad del ser cuando pierde su humanidad. 

Roser Ribas, 2019.

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