Sin plumas


Woody Allen
Fotografía: Abismo FM

Sin plumas, de Woody Allen, es una recopilación de relatos estrafalarios. Las películas del autor, tan escritor como director, logran captar la atención de los curiosos y hacer reír a los más amargados. El maestro, al que distingo como un Chaplin moderno, es hipocondríaco, un tanto nihilista y más inteligente que excéntrico. Y es un genio. 

Lo que admiro, sobre todo, es la capacidad que tiene de distanciarse del drama, cómo lo convierte todo en comedia. Contempla la desgracia, el desamor e incluso la muerte desde una perspectiva tan sana como objetiva, sirviéndose de la irracionalidad absurda del ser humano, así como del egoísmo y egocentrismo que caracterizan a la sociedad avanzada

El mensaje siempre es el mismo, y es capaz de abordarlo de mil maneras. A continuación os muestro algunos de mis interminables párrafos favoritos de este libro:

Una vez más he intentado suicidarme... esta vez mojándome la nariz para meterla en el enchufe de la luz. Desgraciadamente, se produjo un cortocircuito y sólo conseguí que explotase la nevera.

Mientras un pasa por la vida, es extremadamente importante conservar el capital, y no se debe gastar el dinero en simplezas, como licor de pera o un sombrero de oro macizo. El dinero no lo es todo, pero es mejor que la salud. A fin de cuentas, no se puede ir a la carnicería y decirle al carnicero: «Mira qué moreno estoy, y además no me resfrío nunca», y suponer que va a regalarte su mercancía.

Los hermanos Beamish. Dos hermanos subnormales que intentaron ir de Belfast a Escocia echándose mutuamente al correo.

El 16 de marzo de 1882 el señor J.C. Dubbs se despertó en mitad de la noche y vio a su hermano Amos, que llevaba muerto catorce años, sentado a los pies de su cama y desplumando gallinas.

Y así podría seguir un buen rato, pero voy a permitirte el lujo de leerlo todo en el transporte público, haciendo el ridículo cuando sueltes esa inevitable carcajada que te alegrará el día. 
Además de magníficos relatos, esta obra también incluye dos obras de teatro escritas por el maestro y reflexiones filosóficas diversas que siguen el estilo de lo absurdo. Si necesitas un respiro entre un drama y otro, Woody Allen es una buena opción. Además, aunque nunca seamos capaces de gestionar la comedia como lo hace él, sí que podemos aprender, aplicándolo en nuestras obras y, sobre todo, a nuestras vidas. 

Roser Ribas, 2019.

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