Wilt


Tom Sharpe
Fotografía: Getty Images

Mi talón de Aquiles se encuentra vinculado a la comedia. Este año he dejado en standby una novela que estaba escribiendo por este motivo. Desde entonces, ando buscando obras de todo tipo que alimenten dicha carencia en un sentido positivo. La comedia es un lujo que solo unos pocos se pueden permitir. En mi opinión, y de forma muy resumida, el secreto está en la distancia. ¿A cuántos metros te sitúas tú del drama? Si lo piensas, todo tiene su gracia. 

Dicen que Tom Sharpe era el novelista más divertido de nuestros días, por lo que decidí hacerme con su más famosa novela. Se titula Wilt, y os la recomiendo porque la sección de humor de las librerías ocupa poco y no es difícil que pase desapercibida. Hay una tendencia generalizada a recrearse en el drama, las noticias de sucesos macabros crean audiencia y lo negativo prevalece sobre la belleza. Yo sinceramente estoy más que harta. 

La más famosa novela de Tom Sharpe, en la que el autor no deja títere con cabeza. El protagonista, Henry Wilt, encadenado a un empleo demencial como profesor en un politécnico, acaba de ver postergado su ascenso una vez más. Mientras, las cosas no marchan mejor en casa, donde su maciza esposa, Eva, se entrega a imprevisibles arrebatos de entusiasmo por la meditación trascendental, el yoga o la última novedad recién olfateada. Wilt, que se siente impotente con respecto a su empleo, no vacila en entregarse a fantasías cada vez más asesinas y concretas acerca de su mujer, con la colaboración de una espectacular muñeca hinchable.

Wilt es un pringado. Wilt no puede soportar a su esposa y, en vez de separarse de ella, fantasea con matarla cuando no es capaz ni de matar a una mosca. Aunque la expresión sea muy manida, no hay mejor forma de definirlo. A lo dicho cabe añadir que siendo un personaje con muchos conocimientos, es más lerdo que un pez marino. Wilt tampoco es feliz en el ámbito laboral, donde intenta enseñar a los carniceros el significado de una obra como El señor de las moscas. 

Wilt es el hazmerreír del pueblo. Y más cuando en una fiesta privada una de las amigas chifladas de su esposa decide atar su pene a una muñeca hinchable. Su esposa emprende un viaje con la amiga y el marido de ésta, y Wilt se queda solo en casa dándole vueltas a la cabeza, recibiendo otra muñeca hinchable como regalo de despedida. Os podéis imaginar el resultado. Sí, Wilt decide ensayar el asesinato de su esposa sirviéndose de la muñeca, limpiándose el culo con la nota de despedida que le ha dejado. Y como es tan lerdo, acaba lanzando a la muñeca a un agujero situado en las inmediaciones de la escuela en la que trabaja, pensando que el hormigón de las obras hará desaparecer a la muñeca y, posteriormente, a su esposa.

Los obreros, al observar la muñeca, la confunden con un cadáver. A Wilt lo acusan de asesinato. Y mientras, su mujer anda navegando en un barco con unos chalados. Una locura. Y una maravilla. Aquí os dejo la premisa resumida de una obra fantástica que relata el drama de la resignación vital utilizando las herramientas de la comedia, que tiene los mejores diálogos que he leído en mucho tiempo y, además, presume de un estilo narrativo casi perfecto. 

Roser Ribas, 2019.

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